fragmento de /5. Comunidad y Discipulado
Tomado de Anabautismo al desnudo : convicciones básicas de una fe radical / Stuart Murray
Los anabautistas fueron acusados muchas veces por sus contemporáneos de confundir el discipulado con el legalismo. Al igual que otros grupos orientados hacia el discipulado y la búsqueda de una iglesia pura, se los acusó de ser poco realistas y arrogantes. Sin dudas, muchas veces lo anabautistas pecaron de arrogantes, perfeccionistas, legalistas y de tener expectativas poco realistas. Pero el uso frecuente en forma denigratoria de la frase “iglesia pura”, muestra lo bajas que eran las expectativas a las cuales aspiraban sus críticos. Hay suficiente evidencia bíblica para sustentar la noción de una iglesia pura en la cual los creyentes se distinguen por su estilo de vida (Cf. 2 Corintios 11:2-3; Filipenses 2:15 y Apocalipsis 19:7-8).
Los primeros cristianos de la iglesia primitiva invitaban a sus adversarios e inquisidores a que examinarán su forma de vida, como se conducían como individuos/comunidad y comprobarán la veracidad de sus convicciones y la presencia de Dios en medio de ellos. Existen muchos testimonios reticentes de gente fuera de la comunidad sobre el estilo de vida de las comunidades cristianas durante los tres primeros siglos. Con el advenimiento de la cristiandad esto cambió, el estilo de vida de los miembros de la iglesia fue cada vez menos distintivo del resto de la sociedad, sus vidas no estimulaban a otros a seguir el camino de Jesús.
Se trataron de desarrollar argumentos teológicos en torno a las bajas expectativas de discipulado y el concepto “mixto” de la iglesia. Por ejemplo, la parábola de las malas hierbas de Mateo 13:23-30, 36-43. Se interpretaba como que las malas hierbas no tienen que ser sacadas sino que tienen que crecer en la iglesia hasta el final de los tiempos. La repetición constante de esta parábola sorprendió a muchos cuando se aclaró que las malas hierbas crecen en el mundo y no en la iglesia (una de las pocas parábolas que Jesús mismo interpretó). La distinción pudo haber parecido redundante en la cristiandad donde no había mucha diferencia entre iglesia y sociedad. No obstante, los grupos disidentes insistían en que la parábola no ilegitimizaba una iglesia mixta. Creían que una iglesia pura (aunque no perfecta) era deseable y posible.
La distinción entre una iglesia pura y una perfecta es crucial. Aunque ha habido cristianos y movimientos que adherían al perfeccionismo, la búsqueda de una iglesia pura no implica esto. Muchos críticos no se muestran dispuestos no tiene voluntad para apreciar la diferencia. De hecho, los críticos citan como evidencia del perfeccionismo el tema de la responsabilidad mutua o co- responsabilidad.
Se usan varias frases para referirse al tema de la co-responsabilidad: exhortación, disciplina de iglesia, excomunión, la regla de Cristo y cuidado pastoral mutuo. Basándose en el compromiso con esta práctica –fundamentado en Mateo 18:15-17-, los anabautistas insistían en que la co-responsabilidad era la tercera marca de la iglesia además de otras dos reconocidas por los reformadores (predicación fidedigna del evangelio y administración
apropiada de los sacramentos). El argumento era que las iglesias de los reformadores no eran comunidades de discípulos porque no se practicaba la co- responsabilidad. La sana doctrina no era suficiente.
Los anabautistas reconocían la debilidad humana y la necesidad de apoyo mutuo y corrección, la co- responsabilidad era para discípulos que se iban haciendo en el camino. Los primeros anabautistas se comprometían con este proceso después de bautizarse animándose mutuamente a seguir el camino de Jesús. Lejos de aprobar tendencias perfeccionistas, esta práctica es parte de comunidades que aspiran a vivir en pureza sabiéndose imperfectos, propensos al pecado e infieles.
Hay muchas razones por las cuales no se practica la co-responsabilidad hoy día. Individualismo, ética privatista, tolerancia mal entendida, etc. Por lo general, las iglesias tienen poca experiencia en esta materia y cuando surgen situaciones de emergencia en las cuales hay que hacer algo, generalmente no se usa bien y se causa mayor daño. Esto desacredita la práctica y genera desconfianza en otros en cuanto a su uso. Lamentablemente el legado de iglesia en este aspecto ha sido desastroso, en la mayoría de los casos se usó la disciplina de la iglesia en forma punitiva y letal.
El tema de la co-responsabilidad no es exclusivo a la enseñanza de Jesús registrada en Mateo (interesantemente este es el único pasaje en los evangelios en el que se usa el término iglesia en el contexto de instrucciones para la vida en comunidad). El tema es recurrente en el resto del Nuevo Testamento. Y, una vez más la tradición disidente ofrece un camino alternativo a como la cristiandad interpretaba y aplicaba esta practica. Sin duda, los anabautistas no siempre aplicaron correctamente el tema de co-responsabilidad, pero al menos no ejecutaban a los que se salían del camino.
Los anabautistas de hoy son muy cautelosos en esta área por los abusos cometidos en el pasado. Aun así, muchos valoran esta práctica en el contexto de comunidades donde la co-responsabilidad se toma en serio. La co- responsabilidad es un antídoto contra el chisme y la murmuración, una defensa contra facciones y divisiones, y un recurso espiritual. No estamos solos en nuestra lucha contra el fracaso. Cuando las relaciones se rompen, hay un proceso para la sanidad y restauración. Iglesias imperfectas y discípulos imperfectos necesitamos de estas prácticas.
Una iglesia en el norte de Inglaterra que ha sido afectada por los valores y prácticas anabautistas tiene un cartel en su lugar de adoración con el texto de Mateo 18:15-17 y una frase de compromiso público adhiriendo a esta práctica cuando las relaciones se ven afectadas. ¿Cómo afecta a la identidad formativa de la iglesia ver un cartel con estas palabras cada vez que se reúnen?
La idea de unir el tema de la co- responsabilidad con la amistad en esta 5ta convicción tiene que ver con que la base para que se den relaciones honestas es la amistad verdadera. La co- responsabilidad sólo funciona en un contexto de confianza mutua. Como dice Efesios 4:15 “hablar la verdad en amor” implica un nivel de compromiso mucho más profundo del que normalmente experimentan las iglesias.
Paradójicamente, o inevitablemente, mucha gente en una sociedad individualista esta buscando este nivel de relaciones. Mucha gente deja sus iglesias por la superficialidad o institucionalidad de las relaciones que lejos están de lo que significa la amistad.
Muchos se han sentido atraídos al anabautismo por su énfasis en comunidad, hospitalidad y amistad. No es coincidencia que muchos asocien el anabautismo con casas abiertas y comidas compartidas. Esta convicción anticipa una iglesia donde se come juntos, cosa que muchas iglesias anabautistas practican con mucho entusiasmo.
Tengo unos amigos que plantaron una iglesia en el este de Londres centrados en valores anabautistas y un slogan fácil de recordar: “No hay reunión sino hay comida”. Otros están involucrados en iglesias alrededor de la mesa. Usan liturgias mientras comen: integran oración, comida, charlas, reflexiones bíblicas, santa cena y hasta lavamiento de pies. Para muchos anabautistas, la cocina y el comedor antes que el santuario son símbolos de su lugar de reunión.
Los anabautistas de hoy como los del pasado lejos están de vivir sus propias expectativas como la de otros, hay muchas historias no muy felices pero también hay muchas que son inspiradoras. No obstante, la insistencia en la práctica de la co-responsabilidad entre los anabautistas nos sigue animando a nutrir el tipo de comunidades en las cuales las relaciones son fuertes y nos animan a vivir una vida liberadora y en plenitud.
Una de las razones por las cuales se llama a la co-responsabilidad disciplina de iglesia es porque los líderes eran quienes estaban en control de la misma. Esta era la norma durante la cristiandad, el liderazgo era clerical, los clérigos podían usar la fuerza policial para sancionar a miembros en falta. Lo cierto es que no hay mención de líderes en el texto. Mateo 18:15-17 sugiere que cualquiera dentro de la comunidad puede tomar la iniciativa en la resolución de problemas. Si la ofensa llegara a ser pública, aquellos con responsabilidad en el liderazgo tomarán cartas en el asunto, pero en el énfasis esta en empoderamiento de toda la comunidad.
La distorsión de un proceso de co- responsabilidad comunitario por un ejercicio clerical del poder es una de las muchas formas en que el cambio de la cristiandad silencia a la comunidad. La iglesia del Nuevo Testamento era una experiencia compartida en términos liderazgo y posibilidades de expresión durante el culto.
- Cuando la comunidad se reunía a adorar, cada miembro contribuía con sus dones para el desarrollo de todo el cuerpo (Romanos 12:4-8; 1 Corintios14:26).
- Eran tantos los que querían contribuir a la vida de la iglesia que fue necesario desarrollar criterios de participación (1 Corintios 14:27-28;39-40).
- La enseñanza no estaba controlada por una sola persona, se daba en un contexto grupal en el cual reflexionaban sobre las escrituras probando lo que cada uno decía y aprendiendo como comunidad (Hechos 15:6-21; 1 Corintios 14:29-31; Colosenses 3:16).
- El cuidado pastoral también era una experiencia comunitaria y compartida no reservada exclusivamente a los pastores reconocidos (Mateo 18:15-18; Hechos 4:32; Romanos 12; 10-13; Efesios 4:15-16; 1 Tesalonicense 5:12-15).
- La comunidad tenía sus líderes, pero el liderazgo en equipo compuesto por personas con diferentes dones parecía ser la práctica más común (Hechos 13:1-3; Efesios 4:11-13).
Pero como vimos en el capítulo 3 el liderazgo durante la cris-tiandad era monolingüe. Los clérigos hablaban mientras los laicos escuchaban. Los reformadores hablaron a favor del “sacerdocio de todos lo creyentes” pero en la práctica algunos eran más sacerdotes que otros y, aún hoy la influencia de la cristiandad sigue siendo muy influyente en la mayoría de las tradiciones. Los esfuerzos por introducir un modelo compartido de liderazgo se encuentran con la realidad de iglesias no equipadas y en actitud pasiva.
Los primeros anabautistas reaccionaban vehementemente contra las iglesias dependientes de una sola voz. De acuerdo a su visión, las iglesias que dependían de una sola persona y permanecían en silencio no eran “congregaciones espirituales”. Se esperaba que en sus comunidades hubiera amplia participación de todos los creyentes.
Muchos grupos disidentes e iglesias emergentes se alegran en el ejercicio de una libertad que antes no tenían en otras iglesias. No obstante el legado de la cristiandad es muy fuerte. La mayoría de los grupos caen nuevamente en el modelo monologado que han habitado por tantos siglos en las iglesias occidentales.
Los anabautistas luchan por mantener una experiencia compartida y multifacética. Quedan algunos vestigios de estas prácticas pero la mayoría de las iglesias sucumben a un modelo unipersonal de liderazgo por diferentes razones: control de calidad; beneficios de aquellos que están entrenados profesionalmente a nivel teológico y mantener un sentido de orden. Pero a la larga, las desventajas pueden superar a las ventajas: pasividad de la congregación, inhibición de cómo obra el Espíritu de Dios, dependencia, silenciamiento de la voz profética y sobrecarga del liderazgo. Según el testimonio del Nuevo Testamento, la iglesia se manifiesta como experiencia compartida.
La 5a convicción nos anima a resistir el modelo unipersonal que prevalece en las iglesias a favor de un modelo de iglesia plural y compartida. Las formas de liderazgo pueden ser consultivas y multifacéticas sin necesariamente caer en un caos anárquico. El liderazgo es un don que es bien recibido en las comunidades abiertas donde se valoran la multiplicidad de dones. No obstante, los modelos de liderazgo autocráticos no son bien recibidos en este tipo de comunidades y además, no son consistentes con el ejemplo y enseñanzas de Jesús.
El liderazgo consultivo se puede ejercer de diferentes formas. Varias iglesias anabautistas han desarrollado procesos sofisticados que aseguran que cada voz es escuchada y cada punto de vista es tenido en cuenta. Algunos son muy atractivos pero estos modelos a veces son muy lentos, demandan mucho tiempo y cansan al grupo. Algunos proponen el consenso como el proceso ideal en la toma de decisiones. Consenso no significa necesariamente que todos están de acuerdo, lo que hace es garantizar que todos son escuchados y que los que no están convencidos adhieran a la decisión que tome la comunidad. La escucha activa y el proceso consultivo pueden ser dones que la tradición anabautista trae a otras iglesias que luchan con el conflicto, controlado por unas pocas voces o que no tienen experiencia con el modelo consultivo.
No obstante, el modelo consultivo necesita enfatizar la necesidad de liderazgo al mismo tiempo que la participación. Si bien la tradición anabautista se ha caracterizado por ser fuerte en el modelo consultivo no siempre lo ha sido en el liderazgo. Sin liderazgo imaginativo y atrevido, por más que tenga un buen manejo de procesos consultivos, las iglesias pueden caer en la apatía y el temor a arriesgar. No es esto lo que caracterizaba a las iglesias anabautistas del siglo 16 pero es algo que las iglesias contemporáneas tienen que evitar.