miércoles, 18 de diciembre de 2013

Prólogo al libro Dios no es cristiano Y otras provocaciones Desmond Tutu

Prólogo al libro
Dios no es cristiano
Y otras provocaciones
Editado por John Allen

Algunos de mis amigos se muestran escépticos cuando me oyen decir que soy por naturaleza una persona a quien le desagrada la confrontación, pero lo cierto es que lo soy. Durante mi vida he intentado conscientemente imitar a mi madre, que era conocida en mi familia como una dulce «consoladora de los afligidos». No obstante, cuando veo sufrir a personas inocentes, intimidadas por los ricos y los poderosos,  entonces, como dice el profeta Jeremías, si trato de guardar silencio, siento como si la palabra de Dios ardiera como fuego en mi pecho. Me veo obligado a hablar alto y claro, a veces incluso a discutir con Dios acerca de cómo es posible que un Creador lleno de amor pueda permitir que sucedan estas cosas. Cuando recientemente anuncié que me retiraba de la vida pública, dije que quería reducir mi ritmo de vida y dedicar más tiempo a leer y escribir, a orar y pensar, y a estar con mi familia. También dije que, además de continuar con algunas de mis actividades como galardonado con el premio Nobel de la Paz, adoptaría un perfil público más bajo y no concedería más entrevistas a los periodistas.

La reflexión sobre esta selección de textos que recogen lo que he dicho y escrito durante los últimos cuarenta años me ha mostrado lo difícil que me va a resultar permanecer callado (!y me ha recordado lo sexista que era mi lenguaje en mis años jóvenes!). Porque al ver el sufrimiento, el dolor y el conflicto que sufre todavía el pueblo de Dios –y al leer sobre estas vivencias–, sus experiencias piden a gritos la intervención apasionada de personas creyentes que defiendan los valores del reino de Dios.

Con todo, nadie es indispensable, y yo menos que nadie. Lo que me aporta esperanza y tranquilidad al acercarme a mi octogésimo cumpleaños es la singular pasión por la justicia y la paz que he experimentado al encontrarme y hablar con miles de jóvenes de todo el mundo en los primeros años
del siglo XXI. Cuando veo su nivel de compromiso, sé que el mundo está en buenas manos.
En la iglesia de Sant’Egidio en Roma, hogar de una extraordinaria comunidad de laicos dedicados a trabajar por los pobres, hay un viejo crucifijo en el que Cristo no tiene brazos. Cuando les pregunté qué importancia tenía ese Cristo para la comunidad, me dijeron que esa imagen muestra cómo Dios
cuenta con nosotros para realizar su obra en el mundo. Sin nosotros, Dios no tiene ojos; sin nosotros, Dios no tiene oídos; sin nosotros, Dios no tiene brazos ni manos. Dios cuenta con nosotros. .No vas a unirte a otros creyentes para hacernos compañeros de Dios en el mundo?

Desmond Tutu

Abril de 2011

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