miércoles, 16 de noviembre de 2016

La teología de “Las Puertas” / Thom S. Rainer, Eric Geiger.

La teología de “Las Puertas”

Con la certeza de que sus suegros estarían de alguna manera contentos con que su hija viviera en Miami, Eric compro una casa en un barrio cerrado. Después de todo, Miami no es el Lugar mas seguro para vivir. "Miami Vice" y ahora "CSI Miami" no ayudan a tal percepción. De manera que Eric estaba entusiasmado por informarle a sus suegros que hacia todo lo posible por proteger a su hija. Vive en un barrio cerrado al sur de Miami.
Al menos eso es lo que afirmaba el folleto cuando compro la casa.
Resulto ser que la entrada al barrio cerrado es una puerta de cano de PVC unida a un sistema mecánico. Eso es todo. En los 2 años y medio que Eric vive allí, la puerta ha funcionado unas 40 horas en total.
La desaparición de la puerta es sencilla. Quienes no recibieron el control remoto por correo, decidieron atravesarla. El cano de PVC pintado no estaba hecho a prueba de automóviles. La puerta se rompió. Durante algunas semanas, el consorcio de propietarios pago a una empresa para que la reparara. Luego, otra persona la atravesó. Finalmente, el consorcio decidió dejar de pagar.
Así que ahora la puerta de cano de PVC esta en el suelo, justo debajo del cartel que indica que se trata de un barrio cerrado. La puerta no pudo detener el transito. No pudo prevalecer ante la potencia de los autos. En realidad no sirvió para nada.
Las puertas del infierno son lo mismo. No tienen poder para contener el movimiento del evangelio. Jesús inicio el movimiento y el infierno no puede contenerlo.
Hay algo más que se relaciona con las puertas. Siempre son defensoras. Están para proteger, para guardar, pero jamas atacan. La puerta que yacía junto al cartel del barrio de Eric nunca to ataco, a pesar de todo lo que el decía de ella. Las puertas son ineptas, pero jamas están a la ofensiva. Solo a la defensiva. El infierno está siempre a la defensiva. Sin embargo, el movimiento de la iglesia jamas esta a la defensiva. Solo a la ofensiva. La iglesia siempre tiene el balón. No hay defensores en el equipo.
Esto es una buena noticia. La victoria esta garantizada.
El interrogante no es si vamos a ganar o no. El festejo por la victoria ya se ha determinado. Cristo lo ha prometido. Al final, ganaremos. Es mas, el enemigo jamas estará en posesión del balón. El reino de las tinieblas esta a la defensiva y nosotros estamos siempre al ataque.
Hasta el equipo mas incompetente podría ganar si el otro equipo jamas juega a la ofensiva. Podrá llevarle algo de tiempo, pero ganaran. Terminaran con la victoria.
La pregunta es: ¿cuanto ganaremos? ¿Cómo serán de grandes las abolladuras o marcas que le haremos a las puertas del infierno? ¿Qué puntaje alcanzaremos? ¿Impulsaremos el movimiento del evangelio a la fuerza a través de las puertas del infierno?

Que las puertas del infierno yazgan rotas en el piso. Allí, junto a aquel cano de PVC.

Fragmento del libro “La Iglesia simple, como volver al proceso divino de hacer discípulos” 
Autores, Thom S. Rainer, Eric Geiger.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Historia de William Carey / William Carey

Historia de William Carey:
     Yo soy William Carey. Nunca he sido alguien que habla de sí mismo. Mi preferencia siempre ha sido hablar de mi Salvador y su gran fidelidad. Pero me han pedido que comparta algo sobre mi vida. Mientras crecía en Inglaterra, mi padre trabajaba como maestro. Por lo tanto, aprendí a leer a una edad muy temprana, y comencé a leer las Escrituras desde mis primeros años. También amaba los libros de aventura, ciencia e historia.
     Cuando tenía 14 años, mis padres me asignaron como aprendiz a un zapatero. Aunque yo había crecido dentro de la Iglesia de Inglaterra, no tenía una relación personal con Jesucristo. A través del testimonio persistente de otro compañero aprendiz, confié en Cristo y me convertí genuinamente a los 18 años. Inmediatamente comencé a testificar a mi familia y a mis conocidos.
    A los 21 años, me dediqué a ser pastor bi-vocacional. Un año más tarde, fui bautizado por inmersión y me hice bautista. Le doy gracias a Dios por los maravillosos pastores bautistas que se acercaron a mí como mentores, ayudándome a crecer en la fe. Durante los próximos diez años continué trabajando como zapatero, mientras enseñaba por las noches desde mi hogar a los niños de la aldea y predicaba los domingos. Me casé justo antes de cumplir 20 años, y los tiempos fueron muy difíciles para mi creciente familia. Nunca tuvimos mucho dinero, y a veces teníamos muy poca comida. Nunca llegué en mis estudios más allá de la escuela elemental, pero aprendí por mí mismo latín, griego, hebreo, italiano, francés y alemán.
     Siempre mantenía un mapa del mundo frente a mí en la zapatería, y una pila de libros a mi lado. La lectura del Diario del último viaje del capitán Cook tuvo una profunda influencia en mí; yo quería que las personas de todo el mundo conocieran a Cristo como Salvador. La vida y el diario de David Brainerd, de Jonatán Edwards, también me conmovió profundamente. Además, leí sobre el trabajo misionero de los moravos. Una vez me paré en una reunión de pastores y propuse discutir el tópico “El deber de los cristianos de esforzarse y propagar el evangelio entre las naciones paganas”. Uno de los ministros mayores me dijo en alta voz: “Jovencito, siéntese. ¡Cuando Dios quiera convertir a los paganos, él lo hará sin su ayuda ni la mía!”. Pero nadie podía pararme. Cuanto más estudiaba y oraba, más reconocía que Dios quería que yo hiciese algo. Y comencé a escribir mis pensamientos y convicciones que se convirtieron en un libro al que le di un título muy largo, pero que entre nosotros lo llamaremos “Una pregunta”. El libro articulaba mi convicción de que la Gran Comisión es tan vigente hoy como lo fue entre las primeras iglesias. Lamentablemente, muchos pastores e iglesias no compartían mis convicciones. Durante la reunión de primavera de nuestra asociación en el año 1792 fui invitado a predicar en un culto de la mañana.
     Comprendiendo que Dios podía usar este momento para involucrar a nuestras iglesias en las misiones, escogí como texto básico Isaías 54:2, 3 que habla de alargar las cuerdas y reforzar las estacas. Tratando de aplicar el mensaje que Dios tenía para el antiguo Israel a las iglesias de mi tiempo, derramé mi corazón en ese mensaje y resumí diciendo: “Esperen grandes cosas de Dios; emprendan grandes cosas para Dios”. Al otro día nuestra asociación de iglesias comenzó a hacer planes para formar una sociedad bautista que propagaría el evangelio. ¡Yo estaba emocionadísimo!
     Un año después de la formación de nuestra sociedad misionera, salí navegando hacia la India con mi esposa y mis cuatro hijos, junto con dos asociados. Los comienzos de nuestra obra en ese vasto país estuvieron plagados de dificultades y tropiezos.
Pedro, nuestro hijo de cinco años, murió poco después de llegar, y otros dos hijos murieron más tarde. Mi esposa, Dorothy, comenzó a deprimirse y se hundió en un severo trastorno mental. Un trágico fuego destruyó mucho de mi trabajo de traducción, y tuve que comenzar otra vez. Me llevó siete años ganar al primer hindú para Cristo.
     Pero también hubo muchos triunfos. Dios bendijo nuestro trabajo. Mis colegas y yo pudimos traducir la Biblia a más de 30 idiomas asiáticos, y compilamos diccionarios de varios idiomas. Comenzamos el Colegio Serampore para entrenar a los plantadores de iglesias y a los evangelistas. También creamos más de 100 escuelas rurales, 18 misiones y muchas iglesias.
     Ahora tengo 73 años y mi vida está llegando a su fin. Con respecto a todo lo que puedan leer y escuchar sobre mí, comprendan, por favor, que no se trata de lo que yo hice sino de lo que Cristo hizo. “Si alguna vez llego al cielo, se deberá a la gracia divina, desde el principio hasta el fin”.


lunes, 7 de noviembre de 2016

Convicciones básicos para identificarse con la tradición anabautista / Stuart Murray

Estas   son las  convicciones centrales que describen los compromisos básicos para identificarse con la tradición anabautista:


1. Jesús es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central de nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirlo y adorarle.

2. Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura cristocéntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado.

3. La cultura occidental esta lentamente saliendo de la cristiandad. La iglesia y el estado formaban una unión que presidía la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la cristiandad distorsionó seriamente el evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexionar sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas de movimientos como el anabautismo que rechazó las suposiciones de la cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamiento y conductas.

4. La frecuente vinculación de la iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y martirio.

5. Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóvenes, ancianos; dónde el liderazgo es abierto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes.

6. La espiritualidad y la economía están mutuamente relacionados. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas de vida que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia.

7. La paz es central al evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas no-violentas y a aprender como vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones.

Tomado del Libro:
ANABAUTISMO
AL DESNUDO
Convicciones Básicas de una
Fe Radical

de

STUART MURRAY