Estas son las convicciones centrales que describen los compromisos básicos para identificarse con la tradición anabautista:
1. Jesús es nuestro ejemplo, maestro, amigo, salvador y Señor. Es la fuente de nuestras vidas, el punto central de nuestra fe y estilo de vida por medio del cual entendemos la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguirlo y adorarle.
2. Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Nos comprometemos con una lectura cristocéntrica y con la comunidad de fe como el lugar primario desde dónde interpretamos las Escrituras y discernimos su aplicación para el discipulado.
3. La cultura occidental esta lentamente saliendo de la cristiandad. La iglesia y el estado formaban una unión que presidía la sociedad y asumía que todo era cristiano. Cualquiera pudieran haber sido sus contribuciones positivas a la formación de valores e instituciones, la cristiandad distorsionó seriamente el evangelio, marginó a Jesús y debilitó a las iglesias para llevar adelante su misión. Al reflexionar sobre esto, nos comprometemos a aprender de la experiencia y perspectivas de movimientos como el anabautismo que rechazó las suposiciones de la cristiandad como estándar, buscando alternativas de pensamiento y conductas.
4. La frecuente vinculación de la iglesia con el status, la riqueza y la fuerza no es apropiada para los seguidores de Jesús, dañan nuestro testimonio. Estamos comprometidos a ser buenas nuevas a los pobres, los marginados y los perseguidos, conscientes de que este discipulado genera oposición y a veces puede resultar en sufrimiento y martirio.
5. Las iglesias son llamadas a ser comunidades comprometidas con el discipulado y la misión. Lugares donde se fomenta amistad, el compromiso mutuo y una adoración multifacética. Al comer juntos y compartir la cena del Señor, afirmamos la esperanza y buscamos juntos el reino de Dios. Nos comprometemos a desarrollar este tipo de iglesias en donde se valoran a los jóvenes, ancianos; dónde el liderazgo es abierto al diálogo y los roles se asignan según los dones y no el género. El bautismo es para creyentes.
6. La espiritualidad y la economía están mutuamente relacionados. En una sociedad individualista y consumista, en un mundo donde la injusticia es moneda común, nos comprometemos a buscar formas de vida que reflejen la sencillez, el cuidado por la creación y el trabajo por la justicia.
7. La paz es central al evangelio. Como seguidores de Cristo en un mundo dividido y violento, nos comprometemos a buscar alternativas no-violentas y a aprender como vivir en paz unos con otros como individuos, iglesias, sociedad y naciones.
Tomado del Libro:
ANABAUTISMO
AL DESNUDO
Convicciones Básicas de una
Fe Radical
de
STUART MURRAY
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